Pésimos son un rato, pero entretenidos más. ¿Quieres leer unos cuantos chistes pésimos cortos para llevar a cabo reír a los jovenes? A los jovenes y además a los padres, ya vas a ver que la lista que aquí hemos listo hace las exquisiteces de toda la familia. Puedes inclusive anotar en un papel unos pocos e invitar a tus hijos a que sean ellos quienes los cuenten. Jajaja, ¡risas aseguradas! ¿Cuál es tu chiste preferido?¿Qué chiste le conté? Ya que el primero que me vino a la cabeza: iban dos de recorrido y se cae el del medio. Mi hijo se rio pero yo pienso que por lo absurdo que era. La situacion es que vi una ocasión perfecto para ponerme a salvar otros muchos chistes y guardármelos en la manga para otra oportunidad.
Los chistes que aquí vas a leer son, de tan sencillos y tontos, un poco pésimos. ¡He aquí donde radica su gracia! En que no te los esperas de los simplones que son. ¡Te van a encantar!La risa tiene un papel primordial dentro de la familia. Así como se apunta en el reporte ‘Los jovenes fuera de riesgo y las familias saludables’ del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno estadounidense, las familias consolidadas se valen de las risas y del humor para achicar el estrés; siempre riéndose juntos y no de los otros.
Los jovenes tienen que reír día tras días, a cada rato diría yo, ¿por qué? ¡Pues porque es una señal de que están felices! Los chistes, las gracias y los guiños, las anécdotas divertidas, las cosquillas y algún cosa que tenga que ver con el buen humor es primordial para tus hijos o hijas. La causa te la cuento en este preciso momento en estos provecho de las risas para los chicos de la vivienda.
– Fomenta la imaginación
Oír, recitar e inventar chistes es un pasatiempo muy entretenido además de una manera increíble para hacer mejor la imaginación.
– Forjan un carácter más alegre y amable
Los mayores que no dejaron de ser jovenes del todo, oséa, que conservan el buen humor de la niñez, es porque siguen siendo fanáticos de los chistes. Son de gran impulso para conseguir un carácter alegre y amable.
– Incrementa el intelecto, el talento y la concentración
El hecho de contar chistes o llevar a cabo bromas provoca que la cabeza se vuelva más ingeniosa. Paralelamente, se incentiva el intelecto, la concentración y se consigue un vocabulario más rico.
– Contar chistes estimula la resiliencia
Un pequeño con sentido del humor es un pequeño, y el día de mañana un adulto, que sabe cómo sobreponerse a ocasiones adversas, además, toleran mejor la desilusión y no se dejan llevar tanto por el mal humor y las rabietas.
31. Érase una vez un chiste tan malo tan malo que pegaba a los otros chistes